Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Presidente del Consejo de Ministros tiene la palabra.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Para decir, en muy pocas palabras, al señor Sol y Ortega, que nos ha sacado del apuro en que nos había colocado, porque, después de todo, ya parece que hay algo. Antes no había quedado nada en este país, que sirviera de base para su regeneración, y ahora parece que hay algo, que hay por lo menos un Parlamento, que no tiene más que un prestigio relativo, que depende de la influencia del Gobierno: pasada la influencia del Gobierno sobre el Parlamento, el Parlamento no queda desprestigiado y sirve de base para una regeneración. ¿No es verdad que hemos adelantado algo, Sr. Sol y Ortega? (El Sr. Sol y Ortega: Estamos como estábamos.) Pero de no haber quedado nada a haber nada menos que un Parlamento, del cual se puede valer para empezar la regeneración del país, me parece que la diferencia no es baladí.

Su señoría nos ha dicho que aquí queda la Patria, y que la Patria sirve de base a la regeneración. Pues eso es lo que pensamos todos: la Patria. No hay más sino que S. S., ya en la tercera ocasión, porque me parece que es la tercera vez que ha hablado ésta en que acabamos de oírle, ha manifestado una verdadera contradicción entre lo dicho ahora y lo que dijo la vez anterior. Su señoría dijo que hablaba como patriota, no como republicano, porque S. S., antes que republicano, era español, y que con cualquiera [1960] que le diera la regeneración del país con la base de la moralidad, con aquél estaría S. S. y que en esa regeneración entraría S. S. también. (El Sr. Sol y Ortega: No lo he dicho en esa forma.) Pues entonces, ¿qué regeneración quiere S. S.? ¿Una para su uso particular?.

No tengo más que decir.